lunes, 17 de mayo de 2010

17 de mayo - La vida silvestre se sigue presentando

Ayer me levanto a desayunar y, mientras estoy en la cocina, Anita se me acerca y me cuenta que temprano en la mañana había visto un venado en el jardín. ¿En serio? ¡Que bien! Sí, estaba ahí detrás de los arbustos. ¿Como el que está ahí ahora en este instante? Pues sí, resulta que el venado seguía ahí en el jardín, paseándose por el vecindario. Una vez más me encuentro con animales salvajes en la ciudad que debería haber visto en el campo. El mundo al revés.

Y ahora sí que me parece que el blog estará interrumpido hasta nuevo aviso, a no ser que algo extraordinario ocurra hoy. Me voy a Chilito el martes y no me parece muy posible que me encuentre con huemules o guanacos en Santiago.

domingo, 9 de mayo de 2010

9 de mayo - De vuelta a Chocorua - 2ª Parte

Pues bien, como les contaba...

Después de dicha estupenda mañana me invadió una profunda pena porque me tenía que ir... Como a las 12:30 llegaron Anita y Di. Me contaron que se había roto una cañería del sistema de agua potable de Lexington, así que tenían que hervir agua todo el rato para poder cocinar y beber. ¿Te quieres quedar hasta el viernes y te devuelves en el bus? ¡Por supuesto! Las ayudé a cargar los autos, llenar botellas con agua, nos despedimos y me fui feliz de la vida a pasar la tarde con Baba.

Como a las 9:30pm me fui a la casa a esperar al oso. Puse otra mandarina en el comedero, la lamparita en la ventana y me instalé a vigilar la terraza. Esperé. La noche era tranquila, sin nada de viento. Se escuchaban los sapos cantando en la oscuridad. Escuché ramitas que se quebraban y supe que el oso estaba cerca. Yo estaba hipnotizada, intentando ver más allá de donde caía la luz de la lamparita. Y en esa quietud, silencioso como un gato, llegó nuestro ladrón. Veo un animal grande y peludo subirse en la varanda y acercar con su pata el comedero a su nariz. Estaba enmascarado y su cola era listrada. No era un oso, era un mapache. Era tan silencioso que más parecía un fantasma. Como si Rackity Racoon, liberado de su prisión embalsamada, hubiese vuelto a sus andanzas mapachianas. Olfateó el comedero, algo incómodo con el ruido de las campanas, se dio cuenta que estaba vacío, encontró la mandarina pero no le interesó y tan misterioso como llegó, se fue bajando por el tronco del árbol sin hacer el menor ruido. Bello.

Al día siguiente decidí dejarle unas cuantas semillas de girasol al mapache, pues quería ver como sacaba el comedero. Baba, quien sacó su comedero porque dos veces lo encontró en el piso y le dio susto que fuera un oso, me regaló un poco de semillas de girasol y así contribuir en mi experimento. En la mañana intenté darle almendras a Chipi de la misma forma en que le había dado los gajos de mandarina, pero no me resultó mucho, y en la tarde me fui de nuevo donde Baba. Llegó la noche y me fui a la casa a preparar el comedero para nuestro ladrón. Todo listo: comedero, lamparita y yo. Entonces como a las doce me despierto con el ruido de las campanas y ahí estaba el mapache en la varanda intentando comerse las semillas. Primero se estiró lo más que pudo, parado en la punta de los pies, con una mano sujetando el comedero y con otra agarrándose del tronco para no caerse. Intentaba sacar las semillas con la lengua a través de los pequeños hoyitos hechos para los delgados picos de los pájaros. Entonces soltó el comedero, lo volvió a agarrar con las dos manos, mientras se apoyaba en la varanda con una pata y con la otra se sujetaba al árbol. Sacó unas cuantas semillas más y lo volvió a soltar. Esta vez se encaramó en el tronco y trató de ponerse en mejor posición, pero inmediatamente supo que esto no funcionaría. Volvió a agarrarlo con las dos manos y a equilibrarse con las patas y así estuvo por horas, probando todo tipo de posiciones, hasta que logró comerse todas las semillas. Yo me quedé dormida a la media hora de este dedicado intento por lograr comerse hasta la última semilla, pero me desperté varias veces a lo largo de la noche con el ruido de las campanas.

Así que como ven, a esta altura yo ya estaba bastante cansada con tantas noches mal dormidas. Al día siguiente intenté darle almendras a Chipi, sin éxito, y en la tarde acompañé a Baba a comprar plantas para su jardín. De vuelta en su casa, estaba yo subiendo unos cajones para poner las plantas y y escucho al Pileated Woodpecker. Salí a buscarlo, pero sin la intención de entrar en el bosque y llenarme de garrapatas. Y ahí estaba, parado en un árbol cantando a todo pulmón. ¿Significará esto que tiene un nido en la casa de Baba? Esperemos que sí.

Esa noche no le puse el comedero al mapache. Quería dormir plácidamente sin interrupciones. ¡Qué agrado! El día siguiente lo pasé entero en la casa. Me eché al sol en la terraza esperando a que llegaran mis queridos roedores y así verlos bien de cerca. Vinieron los Chipmunks, vino Chipi y dos parejas de Goldfinches. Más hacia la tarde, me instalé en la terraza a leer mi libro y de la nada escucho el ya muy familiar PRIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII. Yo pensé ¿por qué me está gritando Chipi? No he hecho nada. Entonces miro en dirección al grito y veo dos ardillitas un poco más chicas que Chipi corriendo en la base de un árbol y a Chipi jugando con ellas. ¡Eran sus niños! Todavía no puedo creer que conocí a sus hijos/as. Ay Chipi...

Y esto es lo último que tenía para contarles. Al día siguiente me fui de vuelta a Lexington.

viernes, 7 de mayo de 2010

7 de mayo de 2010 - De vuelta en Chocorua

¡Tengo mucho, mucho que contar!

El viernes 30 de abril fuimos a Chocorua por el fin de semana. Un viejo amigo de Anita falleció hace poco y el sábado le hicieron el funeral. No es exactamente un funeral, pues ya lo enterraron, lo que hacen es escoger una fecha para que sus amigos y todos los que lo quieran despedir puedan ir y hacerle una ceremonia. Además de Anita, Di y yo, fueron Judy y Harrison, también viejos amigos, los que fueron con su perrita Nell, una border collie hermosa. La saqué a pasear un par de veces, lo que resultó en tres asquerosas garrapatas. Una ya instalada en mi pierna, chupándome la sangre, y dos aún buscando un buen rincón para iniciar su festín. Parece que con la primavera no llegan solamente las flores y los pajaritos, sino todo tipo de seres vivos. ¡Que asco!

Vi a mi Chipi Chipi en una de sus ramas favoritas, cerca de la orilla del lago. Así que no se preocupen, Chipi está viva. Pero yo quería verla de cerca, en la terraza, y así reconocer cada fibra de su ser. Por ello, puse el comedero de pájaros y unos trozos de almendras, nueces y castaña de cajú en la terraza (no tenía maní y no sabía qué otras semillas le gustarían). No vino ni ella ni los pájaros, pero el domingo en la mañana salgo a ver si las nueces varias seguían ahí y veo el comedero tirado en el suelo, a los pies del árbol del que suele colgar. No es raro que se caiga cuando hay mucho viento, pero esa noche fue tan tranquila que podrías haber visto las estrellas reflejadas en la superficie del lago. Anita me vio con el comedero vacío en la mano y dijo ¡Oso!. Salió a mirar el árbol y encontró pequeñas marcas en el tronco, como si hubieran sacado pedacitos de corteza. Esto significaba que el oso se subió por el árbol, sacó el comedero, se comió todas las semillas, lo dejó tirado en el suelo, se fue y nunca nadie se enteró. ¡Joder! Lamentablemente nos teníamos que ir esa tarde y todo quedaría en especulaciones... ¿o no?

Judy y Harrison se fueron temprano en la mañana, mientras nosotras planeábamos salir tipín doce. Estuvimos ordenando la casa, Anita y Di organizando el cerro de cajas que habían en una de las piezas y yo limpiando por aquí y por allá. Cargamos el auto, teníamos todo listo para partir y ¿dónde están las llaves? ¿Las tienes tu? ¿Las tengo yo? ¿Se cayeron? ¿Están perdidas en el auto implorando ser encontradas? ¿Y las copias? En Lexington. ¿Y si Harrison se las llevó por error? ¿Tienes el celular de Harrison? ¿De Judy? ¿De quien sea? Pasan los minutos y finalmente conseguimos el celular de Judy. ¿Judy, dónde están? Ya casi llegando ¿todo bien? ¿Puedes preguntarle a Harrison si tiene nuestras llaves? No, no las tengo. ¿Seguro? Seguro. Chanfle, dónde cresta están las llaves. Suena el teléfono ¡Las llaves están en el piso de nuestro auto! Las tomé por error y olvidé devolverlas... Voy a dejar a Judy y me devuelvo a Chocorua. No, ni se te ocurra, son seis horas de manejo. No importa, voy a ir igual. Lo lamento tanto... No Harrison, mándalas por correo. Nosotras vamos a tomar un bus a Lexington y mañana volvemos a buscar el auto. Lo lamento tanto...

En fin, Anita y Di deciden tomar el bus y yo pregunto si me puedo quedar. ¡Por supuesto! Voy a colgar el comedero vacío y esperar al oso. Ponle unas campanas de viento para que suenen y te avise cuando lo esté agarrando. Excelente. Al rato vino Baba a buscar Anita y Di para llevarlas al terminal, yo instalé el comedero con las campanas y a la vuelta Baba pasó a buscarme para pasar la tarde juntas.

Como a las cuatro le pedí el auto a Baba para ir a buscar el mousse de chocolate que tenía en la casa. Voy saliendo del estacionamiento, doblando una pequeña curva cuando veo a Pileated Woodpecker levantar vuelo. Detuve el auto, salí corriendo a buscar los binoculares de Baba y avisarle que dicha maravilla estaba ahí afuera. Pero cuando volví el pájaro había desaparecido. Bu... Bueno, fui a buscar el mousse. lo dejé donde Baba y me interné en el bosque a ver si encontraba al Pileated. Lo escuché cantar varias veces, pero nunca lo pude ver. En parte porque el bosque es muy denso y pantanoso y porque los mosquitos me estaban comiendo. Así que me devolví a la casa a cenar con Baba. Por supuesto que en mi entusiasmo por encontrar el pájaro olvidé la plaga de garrapatas y al rato encontré dos intentando parasitarme. Psicopateada con estos bichos, me fui a la casa a darme una buena ducha. Por suerte, acá es donde las garrapatas abandonan nuestra historia.

Empezó a oscurecer, lo que significaba que pronto vendría el oso. Puse una lamparita en la ventana, iluminando el comedero, pues me pareció que el oso se asustaría si de la nada prendiera la linterna. Además, le dejé una mandarina para que su esfuerzo no fuera en vano. Pasé la noche despertándome cada hora, esperando encontrarlo in fraganti. Pero el oso no vino. El comedero pasó la noche imperturbado mientras yo estaba alerta a cualquier ruido. Lo chistoso sí fueron mis sueños. Primero llegaron dos ositos, uno blanco con negro y otro blanco. Eran tiernos y mansos. Me desperté, inspeccioné el comedero y me volví a dormir. Esta vez vinieron dos osos cafés, hambrientos y peligrosos. "Ay no, esto fue una mala idea", pensaba yo mientras temía que los osos destruyeran toda la casa. Así que no vi al oso de verdad, pero pude experimentar estos dos posibles extremos. ¡Ja!

A la mañana siguiente, puse más frutos secos en la terraza, una mandarina pelada y me senté a desayunar. Vino una ardilla aceleradísima que estaba cambiando su pelaje a sus colores de verano, por lo que tenía unos manchones rojizos y cafés. Al principio pensé que era Chipi, pero ese comportamiento frenético no es de ella. Era más bien la actitud de Flaite Ardilla, como nerviosa, consiente de que estaba invadiendo territorios ajenos. Sea como sea, esta ardilla no se interesó por ni una de las semillas que dejé afuera. Al rato vino un Nuthatch que se llevó los trocitos de almendras, nueces y castañas de cajú y por último vino un Chipmunk que se fascinó con la mandarina. Chupeteó uno de los gajos, se lo llevó, chupeteó otro, se lo llevó, y al final decidió llevarse media mandarina de una vez. Me imagino que no tengo que decirles lo gigantesca que es media mandarina para este pequeño roedor. ¡Qué goloso!

Y nada de Chipi...

En un momento salí a ver si estaba cerca y ahí la veo muy paradita en la terraza comiéndose una bellota. Me miró, NO ME GRITÓ, terminó su bellota y se fue en dirección al living, tan tranquila como una ardilla lo puede ser. Entré a la casa, me fui al living y con lágrimas en los ojos la miré a través de la ventana mientras investigaba por aquí y por allá y se comía una piñata. Ahí estaba mi Chipi, con las manos y las patas más naranjas y la raya negra de los costados más oscura, pero era mi Chipi, no cabía la menor duda. Se metió debajo de la casa y yo salí a buscarla. Se fue al montón de ramas donde ella, los Chipmunks y los Voles guardan su comida. Yo tenía una mandarina en la mano y me puse a lanzarle gajos, a ver si le gustaban. Ella no se movió, se quedó tiesa, mirándome. Entonces me acordé de la foca leopardo que le mostraba a Paul Nicklen como comerse los pingüinos. Saqué un gajo y me lo comí de forma teatral y exagerada. Me comí otro y lancé otro más. Y de pronto baja corriendo y agarra uno de los gajos, como si hubiese entendido lo que yo intentaba decirle. ¡Nos comunicamos! Lo chupeteó, lo movió un poco y lo dejó. Creo que no le gustó. ¡Ja!

Como ven, tuve una mañana fabulosa. Otro día les sigo contando, pues aún hay más, pero ya es muy tarde. ¡Hasta pronto!

viernes, 23 de abril de 2010

23 de abril de 2010 - Vida silvestre en la ciudad

Hoy habíamos terminado recién de cenar. Estábamos viendo un programa en la tele sobre Susan Sarandon buscando información sobre su abuela que nunca conoció. De reojo veo a través de una ventana que da a la calle a un tremendo gato amarillo caminando en dirección a la casa. Venía dando saltitos, como si en realidad fuera un perro de orejas puntudas. En un nanosegundo los archivos de mi cerebro se encendieron y pasamos de "tremendo gato amarillo" a "perrito de orejas puntudas" a ZORRO. ¡Era un zorro! A pesar de todas esas categorías que pasaron por mi mente hasta llegar a la respuesta correcta, no pasó ni un instante entre la primera y la última idea. Me levanté asombrada, mientras Di y Anita no entendían lo que había visto. There is a fox outside. A what? A fox. What? Fox. No me salía la voz y las dos tienen problemas de audición. Pero vieron lo perpleja que estaba, lo que las inquietó lo suficiente. A fox! Oh, there's a fox outside! Salimos las tres por puertas distintas a ver si lo encontrábamos. Y ahí estaba. Muy campante paseándose por el patio del vecino. Sus patas negras, como si tuviera guantes, y su cola gorda lo identificaban sin problemas. Y mientras caminaba entre los árboles, yo escuchaba y veía a las ardillas subiendo sin dudar por los troncos.

Pero no se imaginen que estoy en la mitad del bosque, como en Chocorua. Lexington es una ciudad unida a Boston con muchas áreas verdes, pero una ciudad al fin y al cabo (es más bien una comuna de este gran conglomerado). El patio trasero de Anita y Di tiene árboles grandes, que dan la sensación de bosque, pero un par de metros más allá hay una casa, una calle, otra casa, autos que van y vienen, micros... Todo el arsenal urbano. Sin embargo, aquí es donde finalmente he visto un zorro. Es como si en Ñuñoa apareciera un zorro. Y eso no es todo. El otro día íbamos pasando por el centro de Lexington, que sería como la Plaza Ñuñoa sin el resto de Irarrázabal, y vemos un pavo salvaje caminando por la acera. Sólo falta el alce y habré visto todos los animales que esperaba encontrar en Chocorua. ¡Plop!

lunes, 12 de abril de 2010

Una ballena y un leopardo marino

Escuché un par de historias increíbles en la radio. Es un programa de la Radio Pública que se llama Radiolab. Esta vez se trataba de la mente de los animales. Si lo pueden escuchar en inglés se los recomiendo encarecidamente. Es hermoso. Al final pongo un link.

Esta es la traducción:

Es una historia que ocurre en San Francisco, a 18 millas del Golden Gate, en pleno mar abierto. Mike tiene un bote que se llama Super Fish y una mañana de diciembre, como a las 8am, recibe una llamada. Un pescador le cuenta que hay una ballena atrapada en las cuerdas de trampas para cangrejo y, al parecer, no se podía mover. En cuanto cuelga, Mike llama inmediatamente a un par de amigos buzos para organizar un rescate. Tim Young, un rescatista de la Fuerza Aérea y a James Mosquito, un buzo profesional, quien va acompañado de su pareja, Holy Dryard (creo que se escribe así). Les relata la historia del pescador y les pide que lo acompañen a ayudar a esta ballena. Ambos le dicen que sí sin pensarlo dos veces. Agarran su equipo, cruzan el Golden Gate y se lanzan al mar. Estuvieron buscándola por dos horas, pensando que no la encontrarían. De pronto, uno de los buzos ve boyas de trampas de cangrejo y unas gaviotas sobrevolándolas. Al acercarse, Holy ve la ballena. Se asomaba sólo unos 10cm. Era una delgada superficie negra. Tim y James se acercan en un bote inflable a ver cuál era la situación. Reman hasta quedar a un par de metros de la ballena, pero cada vez que se acercaban ella se movía y alejaba el bote. Además la visibilidad del agua era pésima, por lo que no podían ver nada desde la superficie. Con una sola mirada, los buzos deciden lanzarse al agua. Empiezan a nadar, buscando a la ballena. Se sumergen por metros y metros y se dan cuenta de la magnitud de este animal. Era una ballena jorobada hembra de 16-17 metros de largo y de unas 40 toneladas, uno de los seres más grandes que hay. Los buzos se dan cuenta que está en una posición totalmente vertical, con la punta de la cabeza asomada y la cola dirigiéndose hacia el fondo del océano. Era como si la estuvieran tirando hacia abajo.

La ballena estaba enredada en las cuerdas de unas 20 trampas de cangrejo que se habían transformado en un ancla de al menos 900kg. Estaba luchando para poder respirar. Los buzos oían el esfuerzo de la ballena en su respiración. Las cuerdas estaban por todas partes. En su boca. En su cabeza. En sus ojos. En su espalda. En sus aletas. En su cola. Pensaban que no había forma de liberarla. Era una ballena muerta. De todos modos, había que intentarlo. James se acerca a la ballena, pero ella no quiere tenerlo cerca. Sacude su aleta pectoral, que mide unos 5 metros de largo y unos 2 de ancho. Era como si el ala de un avión quisiera alejarte. Los buzos deciden retroceder y esperar a que se calme. Como estaba físicamente agotada, no se demoró mucho en tranquilizarse. Entonces los buzos vuelven. James se va a la cola y Tim a la cabeza. Con una navaja de 15cm Tim empieza a cortar las cuerdas cerca de su ojo. Y su ojo se movía. Si Tim iba hacia la derecha, el ojo iba hacia la derecha. Si iba hacia la izquierda, el ojo iba hacia la izquierda. Observándolo. Vigilándolo. Mientras tanto, van cortando las cuerdas. Estaban tirantes, difíciles de sacar. Cortaban, quedaban sueltas y de pronto se enganchaban de nuevo y volvían a quedar tirantes. Se demoraron horas. Finalmente queda sólo una cuerda, enrollada en su cola, que mantenía a la ballena anclada a todas esas trampas. La única forma de cortarla era enterrar la navaja en la piel de la ballena. La entierra, corta la cuerda y los 900kg se hunden en el océano con el ruido del chicotazo de la cuerda al soltarse. Y en un instante la ballena desapareció.

Los dos buzos dan vueltas, buscándola. Suben a la superficie y se dan cuenta que lo lograron. La liberaron. Todos se ponen a festejar, dando gritos de victoria. Tim, James y el resto del grupo que estaba en el agua. Y aquí es cuando sucede lo impensable. De pronto, James mira hacia abajo y ve la ballena de 40 toneladas dirigiéndose hacia él. Piensa "¡Dios mío, dente! ¡Acabo de salvarte!". La ve subir con la mandíbula en su dirección. "Esto va a doler". A centímetros de su pecho la ballena se detiene y se pone a empujarlo con cuidado hacia atrás. Lo hizo una vez. Otra vez. Otra vez. Luego sacó su cabeza lo suficiente como para que su ojo se pudiera asomar y lo miró directamente a él por al menos 30 segundos. Simplemente lo miró. "Su pupila no se movía, no estaba buscando nada, simplemente me miraba. Estás en la presencia de algo así de magnífico. Te hace sentir pequeño". Completamente descolocado, James la ve dirigirse hacia otra persona y hacer lo mismo. Tim cuenta que estaba a medio metro de su ojo, mientras lo miraba y se dejaba tocar. Se lo hizo a todas las personas que estaban ahí, incluso a los botes. Se acercó, los miró un momento y se dirigió a la siguiente persona. Estaba atardeciendo y los buzos tenían que irse. Fueron ellos los que tuvieron que dejarla porque ella no se quería ir.

¿Qué estaba haciendo la ballena? ¿Qué estaba diciendo? Algunos dirán que obviamente les estaba agradeciendo, que es lo que ellos sintieron. Otros dirán que los animales no sienten gratitud como la sentimos nosotros. A mi me parece que esto va mas allá de intentar encasillar una emoción, definirla y ver si es exactamente eso lo que ocurrió aquí. No me cabe la menor duda de que la ballena quiso expresarse. Marcarlos de algún modo. Hacerles saber que los estaba reconociendo. ¿Agradeciendo? No lo se. Pero hizo algo especial. Algo que no hubiera hecho en otra situación. Aquí hubo intención. Eso es prueba suficiente de que hay más que mero instinto y comportamientos programados. Hay inteligencia. Hay emoción.

Y esta es la otra historia:

Paul Nicklen es un fotógrafo que trabaja para National Geografic. Es su "artic guy", o hombre del Ártico. Es su especialista en vida polar. Esta historia es sobre su intento de fotografiar uno de los más grandes depredadores polares: la foca leopardo, cuya reputación es de una criatura muy peligrosa. En 2003 una científica que estaba estudiando estos mares congelados encontró su muerte en la mandíbula de una foca leopardo. La agarró, la hundió, la ahogó. Con esta historia en mente, Paul se dirige a la Antártica con su guía Godan. Están en el bote, buscando focas. Ven una cerca de una colonia de pingüinos, en una pequeña bahía. Godan, quien ya había visto muchas focas leopardo antes, le dice "¡Dios, esa es la foca más grande que he visto!". Se acercó al bote con un pingüino en la boca. Nadó por debajo, de un lado a otro, zarandeando su pingüino. "Paul, es hora de que entres al agua", dice Godan. Paul tiritaba de los nervios, no del frío. Tenía la boca seca. Se pone su máscara, se sumerge en el agua de -2°C y ahí estaba la foca. Gigante. De al menos 450kg y de unos 4 metros de largo. Soltó su pingüino, fue directamente hacia Paul y abrió su boca. Agarró la cámara y su cabeza. Sus colmillos tocándole la pera. Estaba mirando la garganta del animal. Foto. Foto. Foto. Imágenes tan de cerca que ves la textura de su lengua, el tamaño de sus colmillos, el largo de sus bigotes. Entonces se aleja y lo mira. Huele sus aletas, las toca con su nariz, lo empuja. Vuelve a subir y le muestra de nuevo sus colmillos. Y se va. Cuando Paul estaba listo para volver al bote, después de haber estado un rato en el agua y con frío, la foca vuelve. Viene con un pingüino recién atrapado en la boca. Se detiene a unos 3 metros de él. Tiene al pingüino sujeto por las patas, aleteando intentando escapar. Se posiciona justo delante de Paul y lo suelta. El pingüino pasa nadando a su lado y ella lo persigue y lo vuelve a atrapar. Se posiciona de nuevo y lo suelta. Y todo se repite. Una y otra vez. Paul no tenía idea de qué estaba pasando. Al principio pensó que le estaba costando comérselo. Entonces Godan le dice que estaba intentando alimentarlo. Paul estaba tan descolocado que no atinó a nada más que sacar fotos. Era imposible atrapar al pingüino cuando ella lo soltaba. Era demasiado rápido. Y tampoco podía explicarle que él no comía pingüinos. Foto. Foto. Foto. Entonces ella deja ir al pingüino. "Me miró con una cara de desprecio...", cuenta Paul. Se aleja y vuelve con otro pingüino. Este se ve cansado, abatido. Ella lo había agotado. Retoma su intento de alimentarlo y toda la historia se repite. Ella se lo entrega una y otra vez y él no lo atrapa nunca.

En su encuentro siguiente le trae pingüinos muertos. A veces los deja sobre la cámara y se queda esperando a que él se los coma. Lo mira desalentada. Entonces cambia de táctica y empieza a voltearlos sobre su cabeza. Trata de alimentarlo a la fuerza. "¡Ya cómetelos de una vez! ¿Por qué no quieres comerte mis pingüinos? ¡Cómetelos!". Ahora empieza a comerse ella los pingüinos, mostrándole como se hace. Los desmiembra en la superficie, les saca la piel, los destroza delate de él. Esto ocurre a lo largo de cuatro días, durante los cuales Paul empieza a enamorarse de esta foca. "Este animal que es tan inteligente, tan poderoso que podría matarte en un instante, y uno está ahí... Era hermosa, enorme. Tenía un rostro bello, su piel plateada que la hacía brillar bajo el agua". Paul dice que estaba tan enamorado de ella que dormía mal, que no podía comer, que no aguantaba las ganas de verla. Al primer rayo de sol ya estaba en el bote. Al cuarto día piensa que tal vez ella ya se ha aburrido de él, de este depredador incompetente, y decide ir a presentarse a otras focas. Él está bajo el agua y ella se acerca. Se mueve como si estuviera bailando ballet. Foto. Foto. Foto. De pronto, suelta su pingüino, se pone cabeza abajo y canta. Un sonido gutural, tan fuerte que Paul siente las vibraciones en el pecho. GA GA GA GA. "¿Me está atacando? ¿Finalmente me está echando, cansada de mi?". Pero en cuanto ella hace eso, otra foca aparece desde atrás de Paul. Se había aproximado a hurtadillas, a sus espaldas. Ella había hecho el ruido para ahuyentar a esta otra foca. La persigue, le roba su pingüino (también tenía un pingüino) y se lo lleva a Paul. Él dice que se sentía como cuando eres niño y sabes que tu madre te protegerá contra todo.

Paul no sabe cómo explicar esto. A mi me parece que es la situación opuesta a lo que nos suele ocurrir a los humanos. ¿No somos nosotros los que observamos la fauna?. Les ofrecemos comida de la mano. Queremos cuidarlos si algo les pasa. Queremos formar un lazo con ellos. Una foca curiosa que quiere conocer a esta otra especie.

Bueno, acá les dejo el link para que lo escuchen en inglés: http://www.wnyc.org/shows/radiolab. Tienen que clicar donde dice "Animal Minds", en la columna de la derecha. También pueden ver las fotos de Paul en http://www.paulnicklen.com/leopard-seals.html.

12 de abril de 2010 - Se acabó

Hemos llegado al final de nuestra estadía en New Hampshire. Sebas está listo para irse a Oregon a hacer el primero de sus cursos de escalada. Yo estoy en Boston con su abuela esperando que se resuelva de una vez el tema de inmigración. Entre el 3 y el 7 de mayo tendremos la entrevista con el Departamento de Inmigración y, una vez que tenga mi Green Card, podré ir a Chilito.

Yo esperaba tener alguna cálida despedida con Chipi, pero sólo la oí gritar por ahí. Debe estar ocupada preparando su nido para cuando lleguen los Chipilitos. Esruvo destrozando una toalla que dejamos afuera, seguramente cortando pequeños pedazos para hacer mantitas. O talvez sacando hilachas amarillas y rosadas para decorar su casita. Aunque podría usar las hilachas para tejerles botas. La voy a extrañar...

Y los pajaritos me están castigando porque mientras estuvimos donde Tom hubo una tormenta más o menos que botó los comederos. Estuvieron sin semillas de girasol por unos días. Cuando volvimos a la casa puse inmediatamente el comedero afuera, pero no lo han visitado. Están indignados con esta humana poco confiable.

No se que haré con el blog. Talvez cambiarlo a "En Nueva Inglaterra, una chilena viviendo no tan al norte del mundo". Quién sabe...

Pues sólo me queda agradecer a los animalitos por su compañía, a Baba por toda su ayuda y por ser tan adorable, a la gente de la biblio por hacernos sentir bienvenidos y a mi hermosa y terriblemente gruñoña Chipi por haberme permitido observar su vida.

¡Adiós!

viernes, 9 de abril de 2010

9 de abril de 2010 - Una buena noticia y una graciosa

Tengo una buena noticia y una noticia graciosa (no muy graciosa para el Seba). La buena noticia es que Marrion, la directora de la biblioteca de Chocorua, me contó que el Águila Calva tiene un nido, hace ya un par de años, a orillas del lago Chocorua. ¿Lo pueden creer? Me emocioné tanto que todavía tengo los pelos de punta. Así que la próxima expedición en canoa será para encontrar ese nido. Ojo que es un secreto, así que no lo anden divulgando por ahí (¡Ja!).

Y la noticia graciosa es que ayer Sebas estaba probando sus crampones nuevos en su súper-mega-ultra bota de nieve y qué sorpresa al encontrar semillas adentro. Pues algún roedor intruso y con muy buen ojo para escondites originales, decidió usar una de sus botas para guardar comida. Sebas estaba indignado con esta insolencia. Menos mal que no le hicieron nada a la bota, que quién sabe cuanto cuesta. Fueron muy considerados. La dejaron intacta, pero llena de semillas. ¡Ja!

miércoles, 7 de abril de 2010

7 de abril de 2010 - Esperando...

La verdad es que ando un poco achacada con esto de los papeles. Se demoran demasiado y lo más probable es que no pueda ir al matri de mi hermano... Fome, muy fome... Así que me cuesta un poco inspirarme para escribir en el blog, pero haré el esfuerzo.

Ya les había contado de la cantidad abrumadora de pájaros que hay acá donde Tom. Lo bueno es que he visto especies nuevas. Logré identificar el pájaro inidenficable del que les hablé: es un Flycatcher. Aún no se si es un Eastern Phoebe o un Eastern Pewee porque los dos son muy parecidos y no he podido echarle un buen vistazo. De todos modos, según la guía de pájaros, me estaría inclinando más por el Pewee porque los Phoebe suelen mover la cola todo el tiempo mientras están parados y el mío no hace eso. También he visto un Chipping Sparrow, que es un pajarito pequeño con una marca terracota en la cabeza y unas líneas blancas que le salen de los ojos. Y hoy vimos un Brown-Headed Cowbird. El macho tiene el cuerpo de un negro tornasol con la cabeza café y la hembra es gris entera.

Y el ave-reptil sigue siendo un misterio. Se parece mucho al pájaro que dijo Di, pero tiene algunas diferencias sustanciales: sus patas son negras en vez de naranjas y la línea sobre el ojo es blanca y no amarilla. Pero tampoco cumple con todas las carecterísticas de nuestro otro candidato, una Purple Finch, porque la línea blanca sobre el ojo parte del pico en vez del ojo. Que enredo. Mejor lo dejamos en este limbo de no-identificación y le permitimos simplemente ser.

Eso es todo por hoy. ¡Je!

domingo, 4 de abril de 2010

4 de abril de 2010 - ¡Sácate un Gold Finch!

Ya llevamos una semana acá donde Tom. He visto tal cantidad de Gold Finches que si veo otro más puede que me de una sobredosis. Ahora entiendo por qué no los había visto en la casa, pues porque están todos acá. Una sobrepoblación. Una invasión amarilla. Una lluvia emplumada. Son tantos que han perdido su encanto. En Chocorua los pájaros iban unas 3 - 4 veces al día, máximo. Era todo un evento. Una avi-marca en el día. Pero ahora cada vez que miro por la ventana hay 100 Gold Finches empaturrándose de semillas de girasol. Seguro que tienen problemas de sobrepeso. Así que tuve que inventar alguna forma de recuperar esa emoción que viene al observar la vida silvestre. Para ello me instalo en el jardín con el súper telescópio y los busco posados en las ramas de los árboles. Así sí. Es bello verlos tan paraditos, cantándose unos a otros. En un momento veo un punto amarillo por aquí y luego otro por allá. Y así he visto otros pájaros. Hay uno imposible de identificar. Es tan común... Café. Panza blanca. Plumas. No tengo idea qué especie será. Le saqué una foto, a ver si Di sabe. Y he visto al ave-reptil voalndo por acá. Viene a los comederos. Ya no me parece sobrenatural, aunque mantiene esa sensación de escamas más que plumas.

He ido un par de veces a la casa, a buscar algunas cosas. Me di cuenta que echo ene de menos. Extraño a Chipi y a Westy y a Keny y al otro Keny y a las nutrias y al Águila Calva y al lago. Y ya queda poco para que nos vayamos... No me había dado cuenta de lo mucho que me he apegado a este lugar. Con esto de mirar por la ventana todo el tiempo he conocido cada centímetro de los alrededores. Se en cuales ramas es más probable encontrar a Chipi. En qué lugares están los Chipmunks. El hoyo que dejó el Pileated. La rama donde se posó el Águila Calva. Uf, va a ser una pena irse de acá...

miércoles, 31 de marzo de 2010

31 de marzo de 2010 - Dominando a Maggie

Ahora que he conocido mejor a Maggie, la perrita de Tom, me he dado cuenta de lo dominante que es. Es terrible. La he estado adiestrando y al principio estaba entusiasmada con esta nueva actividad, pero ahora que se ha dado cuenta de qué se trata no le gusta mucho. Al final hace lo que le pido, pero porque realmente quiere esa golosina. Le carga obedecerme. Y si le haces cariño a Webster o a Celeste, viene imediatamente a que le hagan cariño a ella primero. Si le das una golosina a Webster y no a ella se pone a ladrarle a Webster, como ordenándole que le entregue su manjar. Y el otro día estaba yo viendo TV sentada en un sillón en el que ella nunca se sube. Me levanté para dejarla salir y cuando volvió a entrar se subió rápidamente al sillón. "Ni se te ocurra, bandida. ¡Abajo!", le dije yo y se tuvo que bajar. Estaba tanteando el terreno, a ver hasta donde puede llegar.

Y ayer comprobé algo que siempre les he dicho a los dueños de perros, pero que nunca me creen. Piensan que si su perro ya es del tipo desobediente y salen a pasear sin la correa, éste se va a ir y nunca volverá. Yo les digo que basta con irse decididamente y dajarlos atrás para que ellos los empiecen a seguir. Pues Maggie es de ese tipo de perros, o en realidad sus dueños son de ese tipo de dueño. Entonces hoy, mientras llenaba los comederos de pájaro, Maggie y Webster deciden que se van de paseo. Los llamé, pero ni siquiera se dignaron a dirigir su mirada hacia a mi. Entré a buscar la correa y salí tras ellos. Por supuesto que Maggie se alejaba cada vez que me acerba para ponerle la correa. Así que decidí irme con Webster, que sí es un perro obediente. Simplemente me di la vuelta y nos fuimos. La miré de reojo y estaba parada, sin poder creer lo que estaba sucediendo. Claramente quería irse a pasear, pero sin Webster, su manada, no podía hacerlo. Finalmente se rindió y se devolvió a la casa. Pauli 1, Maggie 0. ¡Ja!

Y el misterio del ave-reptil ha concluido. Di, la maestra de maestras en identificación de aves, ha dicho que es un Sparrow, y su palabra es ley. De todos modos les cuento que vimos al verdadero Purple Finch, macho y hembra, acá donde Tom, y los tonos blancos de la hembra son más claros que los del ave-reptil. Me gusta "ave-reptil", no lo quiero cambiar por Sparrow. Es más fantástico (de irreal, no de asombroso).

lunes, 29 de marzo de 2010

29 de marzo sde 2010 - El retorno de ...

Tengo fabulosas noticias. Nunca van a adivinar quien ha vuelto. No, no fue la Pileated. Fue el grandioso, inigualable e inconfundible, único en su clase y símbolo de este país, el águila calva. Sí señores, el águila calva ha vuelto a rondar el lago Chocorua. Espero que hayan estado sentados cuando leyeron este asomboros reporte, porque, al menos yo, casi me puse a llorar de la emoción. Les cuento como fue:

Anteayer en la tarde vi a una de las nutrias paseando por el lago (¿se dice paseando cuando se está nadando?). Entró y salió varias veces y desapareció. Varias horas después veo que se viene acercando a la casa. Pensando en la posibilidad de sacarle una foto de cerca, agarré la cámara y el largavistas y me fui al pequeño muelle que hay acá en la casa. No vi a la nutria, pero de pronto miro hacia el cielo y en ese instante en que uno ve algo y el cerebro ya lo ha catalogado, ese instante que no dura absolutamente nada, veo al Águila Calva (de ahora en adelante con mayúscula porque ya es un personaje de nuestros cuentos). Me quedé paralizada, sin saber qué hacer. Voló hacia un árbol al lado de donde estaba yo y se quedó muy posada en la rama. Yo pensaba que tenía que ir a buscar el súper largavistas para verle hasta los hoyos de la nariz, pero al mismo tiempo temía que se fuera y me perdiera ese momento de contemplación, aunque lejano. Pues en un dos por tres, salí disparada a la casa, agarré el súper largavistas y lo instalé en el muelle. Y ahí estaba el Águila. Su cabeza blanca, su mirada intensa, observando los alrededores. Ese fue el momento en que casi me puse a llorar. Entonces levantó vuelo, dió varias vueltas en el aire, las que seguí todo el rato con el largavistas, y se fue. Jo-der. Vaya animal. Llamé a Baba para contarle que teníamos este fabuloso visitante y me dijo "Parece que en vez de limarme las uñas debería dedicarme a mirar por la ventana". ¡Ja! Lo otro chistoso fue que cuando pasé corriendo a buscar el largavistas Chipi estaba cerca, pero creo que quedó un poco descolocada por mi comportamiento. Como que me quiso gritar, pero sólo le salieron unos chillidos indignos de ella, así que se quedó quieta en su rama.

Uf, después de esto, lo que sea que les cuente ya no será tan interesante. De todos modos, les diré que ahora estamos donde Tom con sus dos perros y su gata. Y es absurda la cantidad de comederos de pájaro que tiene. Pero aún más absurdo es la cantidad de pájaros que vienen a los comederos. Yo diría que sin exagerar hay 100 Gold Finches que vienen todos los días y al mismo tiempo. Una bulla en el jardín que ensordecería al más sordo de los abuelitos. Gracias a esta abundancia, hemos visto pajaritos nuevos: Purple Finch (macho y hembra) y Evening Grosbeak (también macho y hembra).

Lo último que les tengo que contar es que avistaron un oso en North Sandwich, que es un pueblo cerquita de Chocorua. Al parecer, los osos saben que donde Tom hay mil comederos de pájaro, así que suelen aparecerse por su propiedad. ¡UUUUUUUUUU!

viernes, 26 de marzo de 2010

26 de marzo de 2010 - ¡Nutrias!

Anteayer en la mañana Sebas estaba mirando por la ventana (parece que le he contagiado el hábito) y de pronto me grita "¡Pauli, hay dos hurones en el lago!". Tan rápida como Chipi agarré el largavistas y a encontrar esos hurones. El largavistas no era necesario, estaban en frente a la casa, caminando sobre los bloques de hielo que todavía quedan en el lago. Pero no eran hurones, eran nutrias. Dos bellas y juguetonas nutrias de río. Caminaron sobre el hielo y cuando llegaron una grieta se sumergieron en el lago. Avanzaron un poco y una de ellas se sube al hielo de nuevo y se instala muy dueña del lago a comerse un pescado. La otra entraba y salía del agua, asomaba sólo su cabecita y se hundía de nuevo. Cuando terminó su desayuno se unió a la otra nutria y se alejaron en dirección a la casa de Baba. Se quedaron jugando en el agua, subiendo y bajando del hielo y desparecieron. ¡Son esquisitas! Tienen un hocico gordo con unos bigotes blancos laaaaargos y unos tremendos colmillotes también blancos. Que ganas de nadar con ellas... Pero todavía no se puede entrar al lago, a no ser que seas un insensato como Sebas, quien me pidió que lo filmara mientras entraba al agua de 4°C y se subía a los bloques de hielo.

Y parece que el misterio del ave-reptil se ha solucionado. Todo indica que es una Purple Finch hembra, si no es algún tipo de Sparrow. Nos inclinamos por la primera opción porque estaba junto con ese otro pájaro rojo del que les hablé y ese es el color del Purple Finch macho y además que se parece un montón al dibujo de la guía de aves. Tío Farns dice que es un House Finch hembra, pero no Tío Farns, porque nuestro pajarito tiene unas líneas blancas arriba y abajo de los ojos, mientras que la House Finch tiene la cabeza de un café uniforme. Si vuelve, les contaré cual fue el veredicto final.

Y las próximas dos semanas estaremos cuidando la casa de Tom. Tiene dos perros adorables (Maggie y Webster) y una gatita goooorda y regalona (Celeste). Y tiene mil comederos de pájaros, así que en una de esas vemos al Purple/House Finch en su casa. Yo creo que lo más difícil va a ser mantener ese arsenal de comederos llenos. Ahí les iré contando.

martes, 23 de marzo de 2010

23 de marzo de 2010 - Adiós Rackity Racoon

Hay dos cosas que olvidé contarles.

El mapache ya no está entre nosotros. No solo porque quien sabe cuando fue que lo cazaron, pero ahora su cuerpo embalsamado ha dejado de existir como tal. Yo tenía la idea de enterrarlo y pintar en alguna piedra "Here lies Rackity Racoon", tal como lo había pedido Kata. Pero antes de que siquiera me dcidiera a tomar la pala o a que mi cerebro mandara el mensage químico a mi brazo para que tomara la pala, ya había un extraño olor a pelo quemado en la casa. Pues sí, Seba prendió la chimenea del linving, agarró el mapache sin preguntarle a nadie y lo quemó. No hubo explosión por los químicos del embalsamado y no se de que color fueron las llamas, pero, sea como sea, Rackity Racoon ha encontrado su lugar de descanso...

Y el otro día me senté afuera del boathouse (es la "casita" donde guardan los botes) esperando a que viniera algún Chipmunk y darle comida de la mano. No vienieron los Chipmunks pero de la nada aparece Chipi con una bellota en la boca. Venía saltando muy decidida en mi dirección. Cuando me vió se dió la vuelta y se quedó como sin saber qué hacer. Optó por dirigirse de nuevo hacia mi. Quería guardar su bellota en los depósitos que tiene bajo el boathouse. Se acercó hasta quedar como a 50cm de donde estaba yo. Soltó la bellota. La recogió con las dos manos y se la puso de nuevo en la boca (a escala, sería como del porte de una sandía para nosotros). Se acercó otro poco y en un nanosegundo pasó corriendo a mi lado y se metió bajo el boathouse. Unos minutos después, en los que seguramente estaba guardando su bellota, se puso a gritarme idignada. ¡CHIPICHIPICHIPICHIPICHIPICHIPI! ¿"Cómo osas, sucia humana, a sentarte en MIS dominios sin MI concentimiento, el que de todos modos nunca tendrás?". Me parece muy probable que esa sería la traducción a sus gritos.

lunes, 22 de marzo de 2010

22 de marzo de 2010 - Ave-reptil

Hoy vi dos pájaros nuevos. Uno era tan extraño que más parecía un reptil. Tenía plumas amarillas y negras en un patrón tal que parecían escamas y se quedaba parado en el comedero moviendo la cabeza como una serpiente. Muy raro. Con Sebas nos quedamos como perturbados por un instante y no reaccionamos a fotografiarlo de inmediato. Como si no estuviéramos muy seguros de lo que estábamos viendo. La cosa es que la cámara estaba arriba, así que mientras Sebas lo intentaba identificar yo la fui a buscar. Por supuesto que voló antes que yo llegara. Se quedó en una rama más alta, imposible de fotografiar por la contraluz. Y que sorpresa la nuestra al ver otro pájaro nuevo. Este era de un color rosa-rojo con alas negras, pero nunca bajó, así que no le pude sacar fotos. Al ave-reptil le saqué unas malas fotos cuando volvió al comedero que le voy a mandar a Di, a ver si ella sabe qué es. Nosotros nos estamos inclinando por algún tipo de Sparrow.

Y he visto a Chipi descansando en sus ramas favoritas varias veces después que la descubrí haciéndolo por primera vez. Me pregunto cómo es posible que no lo haya notado antes. La he estado mirando por meses, con telescopio y todo, y nunca la había visto descansar antes. Aunque ahora que lo pienso, puede ser que antes hacía mucho frío para que estuviese echada a intemperie sin moverse. Probablemente lo hacía en sus escondites, como el árbol hueco del que la he visto entrar y salir últimamente. O sea que Chipi se echa a descansar al sol, tal como lo hacemos nosotros los humanos. Nada más rico que echarse en el pastito en un día soleado de primavera. Parece que lo agradable es agradable para todos, independiente de su número de genes.

Ah, y el otro día salí un rato y empecé a escuchar un grito fuerte y corto cerca de la casa. Como un ZIU bien fuerte. A ponerme zapatillas, agarrar la cámara y a encontrar ese pájaro nuevo. Escuché a uno cerca del camino y otro hacia la casa del vecino. Opté por la casa del vecino que está más cerca. Fui avanzando lento, intentando identificar el árbol donde estaba el pájaro. De pronto escuché otro al lado de nuestra casa. Lo seguí. Tenía el árbol casi 100% identificado, pero no lo veía. Al rato dejaron de cantar. Frustrada, lo dejé de lado y entré a la casa a buscar el porta leña (o como se llame) para traer troncos. Bajé y me puse a poner ramas y corteza en el porta leña y veo a Keny cerquita, saliendo de un agujero en la tierra. Seguí guardando leña y de pronto escucho el ZIU de nuevo. ¡Eran los Chipmunks (corrección ortográfica por Kata)! Por eso nunca los vi, porque están en el suelo, no en los árboles. Así que como ven no son sólo los pájaros los que inundan el bosque con sus cantos, los Chipmunks también son parte de esta sinfonía. Y Chipi también, pero es más gritona que melódica. ¡Ja!

jueves, 18 de marzo de 2010

18 de marzo de 2010 - Perdidos en el cerro

Había olvidado contarles de nuestra mini aventura en el monte Chocorua.

Hace unos días finalmente subí el monte Chocorua, que es el cerro que vemos todos los días desde nuestra ventana. Nos abrigamos, nos pusimos la ropa de nieve, un poco de maní para el camino, agua, cámara de fotos, bastones y linterna. Al principio casi no había nieve en el camino, pero había un poco de hielo. Por supuesto que me resfalé y tuve una mini caída. Nada serio. Seguimos subiendo y se cubrió todo de nieve, una nieve dura que apenas cede cuando la pisas. Daí se fue poniendo más profunda y el camino más empinado. Casi en la cumbre yo ya estava raja. Cierto que no tengo el mejor estado físico, pero ya estaba casi casi, así que a darle duro no más. La cumbre es pura roca, con un arbolito loco por aquí y por allá, y con mucho viento. La vista es genial, se ven lagos por todas partes y un bosque que no termina nunca. Como en Vilches. Bajamos casi al tiro porque ya era tarde. Y ahí empezó la pesadilla. Al bajar, la nieve empezó a ceder casi en cada paso que dimos y te hundías hasta la rodilla. Y, como yo no tengo polainas, la nieve se me metía en las botas cada vez que se me hundía la pata. Al principio me empezó a doler donde entraba la nieve, como cuando juegas con nieve sin usar guantes y los dedos te duelen terriblemente. Daí la nieve se derritió, por lo que tenía los pies sumergidos en agua. Peces podrían haber vivido en mi bota. Y la maldita nieve que cedía todo el rato. Debo confesar que en un momento de frustración total por no poder evitar la nieve en las botas y por estar hundiéndome todo el rato, las lágrimas salieron por su propia cuenta. Que verguenza. Llorando como una niñita. Menos mal que éramos sólo el Seba y yo.

Una vez pasada la parte con la nieve más profunda y una vez que el agua en mi bota se calentó, se me pasó la pataleta. Seguimos bajando. Yo iba súper concentrada en el camino y en el río, a ver si aparecía un alce o un venado o un coyote o un oso. No apareció nada. Pero sí desapareció el día. Y yo ni me di cuenta. Con la nieve tan blanca y brillante puedes verlo todo. Así que seguimos bajando sin problemas. Pero entonces la nieve se fue y nos quedamos en la oscuridad total. "Seba saca la linterna". La linterna no estava... Siempre la tiene en su mochila, pero la había sacado para no se qué y no teníamos linterna... Mal... Avanzábamos a paso de hormiga. En realidad yo avanzaba a paso de hormiga. Sebas intentaba apurarme, pero yo sabía que habían piedras y raíces por todos lados y no quería torcerme el pie. Entonces decidió llevarme a lapa. Mis 50kg, más mi mochila más la del Seba... Me parecía pésima idea, pero es imposible discutirle en este tipo de situación. Por supuesto que duré a lapa por un par de minutos y se dió cuenta solito que esto era absurdo. Y yo pensaba que seguro que nos habíamos salido del camino hacía rato, pero Sebas insistía en que estábamos bien.

¡Entonces Sebas se acordó de la cámara! La luz de la pantalla era suficiente para ver donde íbamos. Y les cuento que mi héroe Sebastián no se habia perdido en absoluto. Estábamos a un par de metros del camino, yendo en la dirección correcta. Es seco. Cómo cresta no se perdió es un misterio. Tal vez le implantaron una brújula cuando era chico. Y así llegamos sanos y salvos al auto y vivimos felices para siempre.

FIN

miércoles, 17 de marzo de 2010

17 de marzo de 2010 - Keny y Westy

Hoy estamos en Boston, con la hueli del Seba. Es alucinante la cantidad de pájaros que tienen acá y Di los conoce a todos. Es seca. Ella y Anita (la hueli del Seba) se van a cambiar de casa pronto, así que están poniendo todo en cajas, separando lo que quieren de lo que van a botar y mandando mil cosas a Chocorua. La cosa es que encontraron un libro de pájaros que tiene grabaciones de audio de sus cantos. Que genial, ¿no? Ya no tendré que intentar memorizar (sin lograrlo) los cantos que escucho por ahí y hacer reproducciones bastante ridículas para que Di los decifre.

Y ya decidimos como se van a llamar los Chipmonks. Dos de ellos son iguales, no logro ver diferencias, y el otro tiene la cola más corta. Dado que recogen las semillas como aspiradoras, guardándolas en sus cachetes, decidimos ponerle nombres de aspiradoras. Los iguales serán mundialmente conocidos como Keny (diminutivo de Kenmore, la aspiradora que tenemos en la casa) y el otro será Westy (diminutivo de Westinghouse). ¡Ja!

martes, 16 de marzo de 2010

16 de marzo de 2010 - Chipi en su casa de nuevo

Hoy mi Chipi de nuevo andava entrando y saliendo del árbol hueco. Le saqué unas fotos excelentes y un video aún más fabuloso. Se quedó un buen rato con la cabecita asomada, mirando su propiedad. Daí salió, se instaló justo sobre la "entrada" y se quedó paradita tomando sol. Daí entró de nuevo, salió de nuevo, tomó otro poco de sol, volvió a entrar, volvió a salir y se fue. Pucha, como me gustaría ser su amiga...

Eso todo lo que tengo para contar hoy. ¡Je!

lunes, 15 de marzo de 2010

15 de marzo de 2010 - La casa de Chipi

Ha estado lloviendo estos días. Un poco de agua, un poco de nieve, un poco de hielo, todo mezclado en una sola insistente precipitación. Algo de nieve se ha vuelto a acumular, el viento botó uno de los comederos y, aunque la temperatura ha bajado un poco, el lago está empezando a descongelarse. Y yo pensaba donde se esconderá Chipi durante estos días tan mojados. Pues hoy estaba mirando por la ventana una vez más y la veo correr con una piñata en la boca y subir a uno de los árboles muertos donde la he visto entrar y salir en otras ocasiones. Entró por uno de los hoyos en el árbol (posiblemente hecho por un carpintero) y ahí se quedó escondida, protegida de todo.

Sí amigos, esto significa que he encontrado la casa de Chipi. Pensé en poner una de esas cámaras que usan en National Geographic para ver como viven todo tipo de animalitos bajo tierra y descubrir qué hace y qué tiene ahí dentro. Dios, qué curiosidad. Si tan sólo fuera yo más pequeña o ella más grande...

domingo, 14 de marzo de 2010

14 de marzo de 2010 - El final del mapache

El otro día fui a que me sacaran las huellas digitales en el Servicio de Inmigración, así que me tienen fichá. Ya no puedo hacer actos delictivos porque me van a encontrar en un dos por tres. Pucha, y yo que estava averiguando donde podría arrendar un caballo y un par de espuelas para robar un banco en El Paso...

Y Chipi se ha transformado en el ser más tierno que jamás he visto. Es que es demasiado. La veo descansar en las ramas apoyando su cabecita y cerrar sus ojitos. La veo tomar las semillas y sujetarlas con las manitos bien juntitas. La veo correr desenfrenada con una piñata en la boca para sentarse en alguna rama favorita y comer. No la resisto. Es bella. Me ha robado el corazón. Y aunque los Chipmonks también son ardillas y también se mueven de esa forma acelerada y graciosa, no logran inspirarme esa ternura tan profunda que siento por Chipi. Ay el amor...

Bueno, luego de este momento de ñoñez, les cuento que en la casa de Chocorua tenían, o tienen, un mapache embalzamado. Algo totalmente fuera de tono con esta familia amante de la naturaleza y enemigos de las armas. Es horrible. El pobre se ha desteñido y ya no se ve esa máscara negra tan de ellos, ni las franjas de la cola y está lleno de telarañas y polvo. Ha perdido tanto de su escencia que el otro día un amigo de la familia pensó que era un opossum, que es como un guarén menos repulsivo. Y lo peor es que todos lo quieren sacar, pero por alguna razón oculta nadie lo hace (¿flojera? ¿descuido? ¿olvido? ¿en realidad les encanta pero no lo quieren admitir?). Así que, ya que Sebas y yo somos los actuales dueños de casa, hemos decidido retirar ese insulto a la vida silvestra y, quien sabe, darle un entierro como corresponde. Talvez ponerlo en el lago (cuando se descongele) y quemarlo mientras se aleja, o enterrarlo y ponerle piedras encima que marquen su lugar de descanso. Ahí les contaré cual fue finalmente su destino.

lunes, 8 de marzo de 2010

8 de marzo de 2010 - Cabezaso en la ventana

El otro día vi a Chipi hacer algo tan común y trivial que me sorprendió que nunca lo hibiera visto antes. La vi tomar agua. Sí se que es 100% mundano, pero verla tomar agua y darme cuenta da la sensación de sorpresa que tuve por algo así de pequeño me hizo preguntarme ¿por qué? Qué es esta facinación por lo animales que tantos seres humanos compartimos. Este deseo de conocer absolutamente todo lo que hacen, cómo lo hacen y cuando. De ojalá ser capaces de hablar con ellos y preguntarles cómo es su mundo. A ellos no les importa lo que nosotros hacemos. Nunca he visto un animal mirándome por la ventana, observando como tomo agua. Es tan extraño...

Sea como sea, ayer Chipi hizo otra cosa que nunca había hecho antes. No me gritó. Cuando salí de la casa ahí estaba ella en el árbol de la terraza. Se quedó quieta y me miró. Yo seguí de largo esperando sus insultos ardillanos de rigor. Y nada. No me gritó. Por supuesto que quiero pensar que ahora ya me quiere y seremos la mejores amigas, pero se que esa no es la razón. Talvez estava cansada de tanto gritar o, como no me quedé ahí, no vió la necesidad de ahuyentarme (aunque eso no la ha detenido antes) o simplemente le dio lata. Todo menos que ahora me quiere. Eso nunca. Esta ardilla no es del tipo querendón, eso está claro.

Y ayer uno de los Chipmonks vino al comedero. Corrió por aquí y por allá. Se subió a la pila de madera donde le dejo el maní a Chipi (quien ya lo había recogido). Y de esa forma inesperada que tienen estos animales intentó entrar por la ventana. Pero estava cerrada, por lo que esta imposibilidad física de que dos cuerpos ocupen el mismo espacio rápidamente entró en acción y BAM, cabezaso en la ventana. ¡Ja! Pobre Chipmonk...

viernes, 5 de marzo de 2010

5 de marzo de 2010 - La siesta y las aspiradoras

Siempre llego llena de palabras para contarles las travesuras de Chipi y Cia., pero me pongo a leer el diario y se me hace tan trivial que pierdo toda la inspiración. Chile está pal ñafle...

Pero bueno, de todos modos les cuento algo, a ver si se despejan un poco y dejan el drama de lado por un par de minutos que sea.

Ayer Chipi correteó a los Chipmonks un par de veces, persiguió otra ardilla roja que andava rondando por su propiedad, comió semillas de girasol y se subió a una de sus ramas favoritas. Se quedó un rato en la rama, con el hocico bajo, como si estuviera oliendo la madera. Fue un rato lo suficientemente largo como para despertar mi curiosidad (sí se que no hace falta mucho para despertar mi curiosidad...). Agarré el largavista y ahí estava Chipi, echa una bolita, con la cabeza apoyada en la rama y los ojos apenas abiertos. ¡Que tierno! ¡Estava durmiendo una siesta! Con el corazón derretido la vi despertar, bostezar y mostrar sus tremendos incisivos al mundo, acicalarse por aquí y por allá y de vuelta a la vida. Que dulzura...

Y descubrí que los Chipmonks son de estos roedores que guardan lo que recogen en los cachetes para luego almacenarlos bajo tierra. Uno de ellos estaba bajo el comedero con unos cachetes tremendos. Se veía algo deforme, como muy cabezón, pero muy gracioso. Me encanta ir descubriendo como son estos animales por mi propia cuenta, sin ayuda de libros o internet. Es conocerlos desde la propia experiencia. Genial.

martes, 2 de marzo de 2010

2 de marzo de 2010 - Flaite Ardilla

Hoy me desperté como a las 7 de la mañana con los Blue Jay gritando a todo pulmón. Imitan a las águilas, así que pensé que era la águila calva que había vuelto. Pero no. Eran los Blue Jay. De todos modos, me emocioné lo suficiente para que se me dispara alguna molécula de adrenalina loca por ahí y no pude volver a dormir. Y me quedé despierta. Pensando en mi Chilito...

Grado 8,8. El octavo terremto más fuerte registrado por el hombre. En mi Chilito. De nuevo. Nos toca fuerte. Por un lado, menos mal que estava lejos. Por otro, me perdí una tremenda experiencia. Pero la verdad es que, considerando la historia sísmica del país, todavía puedo vivir un par de terremotos más - si llego hasta los 80, o por ahí. Mi abuela conoció el gran sismo gran del '60, el terremoto más fuerte medido con instrumentos, estaba para el del '85 en Santiago y el de ahora. Esos son los que conozco yo, pero tiene que haber sentido un par más por ahí. Así que con tanto terremoto en el cuerpo, el único comentario que hizo fue: "Que fuerte este temblor". ¡Ja! Ya nada la perturba.

Así que aunque hemos tenido como visitante frecuente a una pareja de carpinteros Hairy y un Downy y ha vuelto el Nuthatch de pecho rojo, siento que es un poco trivial estar contándoles de mis animalejos siendo que Chilito está tan mal... Pero sí les contaré que hemos decidido rebautizar a Punta Negra. Ahora será conocido/a como Flaite Ardilla. Dos razones: cumple con el requisito criminalístico, ya que insiste en venir a robarle las semillas de los comederos a Chipi; y, como razón predominante, tiene la cola más maltrecha que se puedan imaginar. 100% flaite. Con unos pelones y puntas locas. Como si intentara verse más punk, o más ruda. Chistosa.

sábado, 27 de febrero de 2010

27 de febrero de 2010 - Terremoto

Hoy ha sido un día de susto. Hubo un tremendo terremoto en mi hermoso Chilito y, aunque se que mi familia está bien, no puedo comunicarme con ellos...

jueves, 25 de febrero de 2010

25 de febrero de 2010 - EE.UU. y su sociedad

Como no ha pasado mucho en el mundo natural, a parte de la nieve que se transformó en agua nieve, daí en lluvia, en agua nieve de nuevo y ahora sólo nieve, les contaré un poco como es esta extraña sociedad.

No tienen mucho sentido común (el menos común de los sentidos...). Por ejemplo, en una de las mil tormentas de nieve que ocurren en New Hampshire durante el invierno, un conductor está demandando al Servicio de Transporte del Estado porque, como ocurre y ha ocurrido siempre, un semáforo se apagó y este tipo pasó de largo no más y chocó. Según él es culpa del Estado porque no pusieron una señal de aviso de que había un semáforo roto. Y yo, mientras escuchaba esto en la radio, recordaba las mil veces que se ha roto el semáforo en Eliecer Parada con Amapolas y como los conductores, llenos de sentido común, detenían sus vehículos para evitar accidentes.

En una de estas tormentas de nieve, Seba y yo íbamos manejando hacia el sur y manejar en esas condiciones es muy, muy peligroso. Hay que ir como a 30 o 40km/h sino te sales del camino sí o sí. Bueno, nosotros íbamos a 40km/h y nos salimos del camino igual. Patinamos para acá, patinamos para allá y terminamos en la otra pista chocando con la nieve. No nos pasó nada, pero el auto quedó enterrado en la nieve. Imposible salir por nuestros propios medios. Justo estaba pasando un camión removedor de nieve, con un tremendo motor capaz de tirar al más enterrado de los automóviles. Paró y nos dijo "Los podría sacar, pero no está permitido ayudarlos porque si pasa algo nos pueden demandar". Genial. Llegó una camioneta de la muni o algo así, q también nos podría haber sacado, pero sólo paró para prender sus luces y así prevenir a otros conductores de que algo pasaba ahí. Llamó a los pacos que llegaron en otra gran camineta con mucho poder, los que llamaron a una grúa que nos cobró US$70 por sacarnos. Moraleja: los gringos prefieren hacer la ayuda ilegal a tener un papel que firmas diciendo que no los vas a demandar. Qué gente.

Y la oposición, que ahora es la derecha, hace justamente eso, oponerse a todo. Plan para mejorar el sistema de salud: NO. Plan para aumentar el empleo: NO. Plan para bajar la obesidad en los niños: bueno ya, pero no les digan obesos. Plan para aumentar las exportaciones: NICA. Pero lo peor es que no son sólo los políticos que piensan así, es la gente. En la radio la gente llama para reclamar por todos esos planes. Está todo el mundo en contra de todo el mundo. No se como gobiernan en este país. Yo creo que al final van a tener que separarse en unos cuantos países más chicos y homogéneos, donde haya más gente que piense de cierta manera y así ponerse de acuerdo en algo. En lo que sea. Pero por favor ¡pónganse de acuerdo!

Ah, y esta sí que es buenísima: en Colorado quieren pasar una ley para que la gente no pueda entrar a los campus universitários con armas. Lógico ¿verdad? Pues no, los estudiantes están indignados porque no van a poder ejercer su derecho constitucional de andar armados por donde sea. Con esto de la libertad, del derecho a hacer lo que quieras, van a terminar legalizando el homicidio, los fraudes y talvez hasta el abuso a menores. ¡Pero la marihuana nunca! Hay que mantener un poco de moral que sea.

miércoles, 24 de febrero de 2010

24 de febrero de 2010 - Segundo intento fallido

Ayer vino Punta Negra de nuevo. Primero se subió al comedero verde, que es más grande que el otro, donde ya había intentado subirse pero tuvo un... bueno, un avergonzante POW. Esta vez se agarró de la cuerda que sostiene el comedero, bajó hasta la tapa, pero se dió cuenta que no lograría sacar las semillas. Entonces se cambió al otro comedero, al del desastre anterior. Lo miró. Se estiró en toda su ardillez intentando llegar a tocarlo. Lo miró de nuevo. Y ¡ZAS! Se lanzó y esta vez sí que se agarró. Pero estos comederos de pájaros son para pájaros. Necesitas un pico delgado para poder sacar las semillas. Por lo tanto, ese hocico gordito de las ardillas es totalmente inútil en esa situación. Y como estas ardillas no usan sus manos para recoger, se demoró un par de segundos en darse cuenta que esta empresa fracasaría. Se lanzó de vuelta al árbol y tuvo que conformarse con las pocas semillas que habían en el suelo. Debe ser terriblemente frustrante tener hambre y ver ese recipiente repleto de deliciosas semillas de girasol fuera de tu alcance... Pobre Punta Negra...

Y les cuento que no tenemos ni uno, ni dos, sino tres Chipmonks dando vueltas por el jardín. Como ha estado tan templado (-2°C), parece que decidieron salir y ponerse a trabajar en lo que sea que trabajen estos animales. Probablemente a buscar comida por ahí. Lo bueno es que estas ardillas son muuuuuuuucho más agradables que Chipi, así que voy a intentar darle comida de la mano y ser su mejor amiga. ¡Ja!

lunes, 22 de febrero de 2010

22 de febrero de 2010 - Águila Calva

No van a creer el pájaro que vi hoy. Es tan asombroso que ni yo lo creo todavía. ¡Una águila calva! Esa es la típica águila gringa de cabeza blanca y pico amarillo. Estaba mirando a Chipi comiendo semillas bajo el comedero y veo un pájaro negro volando bajo a orillas del lago. Primero pensé que era el carpintero que había vuelto a acabar con esas termitas, pero siguió de largo y vi su cabeza blanca y el pico amarillo como el sol. No fueron más de dos segundos, pero sufieciente para detener el tiempo y hacer de esos dos segundos una experiencia fabulosa. Joder. Qué pájaro. Todavía no me la creo.

Le escribí a Di, a ver si ella sabe de algún otro pájaro que se le parezca y con el que la puedo haber confundido. Espero que no sepa de ningún otro pájaro, a no ser que sea más increíble que el águila calva.

Y parece que nos estamos transformando en una especie de hot spot para las ardillas. Hoy Chipi echó tres veces a la ardilla con la punta de la cola negra (Punta Negra, para futuras referencias). Pero al final igual se las arregló para ir a comer semillas bajo el comedero. Ojalá que esto no se transforme en una especie de Irak en el mundo de las ardillas. Ya saben, hacer la guerra por el petróleo. En este caso, por semillas de girasol.

domingo, 21 de febrero de 2010

21 de febrero de 2010 - Ardillas por todos lados

Hemos descubierto que sí hay diferencias entre una ardilla y otra. No son clones. El macho que ha venido varias veces no sólo es distinto porque, bueno es macho, sino que es más claro que Chipi y tiene unas marcas negras en los costados más oscuras. Y ayer vino una hembra que tenía la punta de la cola más negra. Así que sí son como los chinos. Al principio parecen todos iguales, pero a medida que los vas conociendo mejor notas las diferencias.

Bueno, como les contaba, ayer vino esta hembra. La vi subirse al árbol de donde cuelga uno de los comederos de pájaros y mirarlo con deseo. Les he visto hacer eso varias veces a todas las ardillas que han pasado por aquí, pero nunca se deciden a hacer nada. La cosa es que esta hembra, sin pensarlo, sin calcular las posiblidades de agarrarse del plástico o de las perchas, sin considerar la probabilidad de error, llegó y se lanzó. ¡POW! No se sostuvo ni un segundo. Se lanzó, chocó con el comedero y cayó estrepitosamente al suelo. Que gracia. Hubiera estado más alto y estaría cuidando a una ardilla lisiada. Si Chipi la vió, seguro que se partió de la risa, como yo.

Y hoy, mirando por la ventana a ver que me mostraría hoy el jardín, aparece de nuevo el Chipmok. Muy tierno. Rápido estuvo reconociendo el lugar, viendo si encontraba algun manjar tirado por ahí, hasta que llegó Chipi. Primero pensé que no lo hiba a molestar. Seguro. Si cree que me puede echar a mi sólo con sus insultos ardillanos. Primero pasó corriendo por su lado. Luego corrió de vuelta. Ahí fue cuando el Chipmonk se dió cuenta que esto no iba a teriminar bien y optó por irse. Entonces Chipi decidió corretearlo y echarlo de una buena vez de SU casa. Y como estos animales corren a velocidades olímpicas, en un abrir y cerrar de ojos ya no había ni Chipi ni Chipmonk. Qué ardilla...

sábado, 20 de febrero de 2010

20 de febrero de 2010 - El diablo

Parece que definitivamente tendremos vecina nueva. La Pileated Woodpecker ha vuelto varias veces y ha trabajado con entusiasmo en el hoyo que empezó hace ya varias semanas. Esperemos que sea su casa nueva, que tenga carpinteritos y que me deje cuidarlos de vez en cuando. ¡Ja!

Y el otro día, como a las doce de la noche, escuchamos un grito diabólico cerca del camino. Como un ladrido corto, agudo y muy fuerte. Al principio pensé que era un coyote o un zorro, pero se movía demasiado rápido, así que mis opciones pasaron a ser algún tipo de pájaro o el diablo. Me puse la parka de pluma, los pantalones de nieve sobre el pijama, agarré una linterna y, esperando que no fuera el diablo, salí corriendo a ver si lo encontraba. Fue imposible. Seguí el grito un rato, pero se movía demasiado rápido. Seguro que es un pájaro (piensa el cobarde).

Al día siguiente tenía la ventana un poco abierta para refrescar el aire dentro de la casa y, como a las siete de la tarde, vuelvo a escuchar el grito. De nuevo me visto a toda velocidad, agarro la linterna y salgo. Lo escuché como si estuviera justo sobre la casa. Luego lo oí hacia el lago y me puse a caminar en esa dirección, pero al instante se oía lejísimo. De nuevo lo perdí... Bueno, si es una criatura del submundo, mejor que lo pierda.

Le escribí a Di, que sabe todo sobre pájaros, sobre este fabuloso/aterrador acontecimiento y me dijo que probablemente era un tipo de búho: screech owl. Lo busqué en internet y dice que su "canto" es como el grito de una mujer con dolor o con miedo. Joder. Qué pájaro. Por eso no lo escuché volar, porque los búhos tienen un plumaje especial para que no suene nada mientras vuelan y así no advierten a sus presas. Que onda. Menos mal que no era el diablo. ¡Ja!

martes, 16 de febrero de 2010

16 de febrero de 2010 - Animales por todos lados

Hemos tenido mucha acción en el mundo natural.

Primero, ¡volvió el Pileated Woodpecker! Pura emoción. Esta vez salí lentamente, sujeté la puerta para que no golpeara, me senté discretamente en la terraza y saqué un montón de fotos un poco menos malas que las anteriores. El pájaro es alucinante. Tiene un penacho rojo sangre. Intenso. Es una hermosa hembra. Sacó todas las termitas que pudo, buscó un poco más por aquí y por allá y se fue volando con mi mirada fija en sus alas blanco con negro. ¡Uf! Bello.

Segundo, emergió un Chipmonk. Digo que emergió porque estas ardillas listradas semi hibernan en invierno. Semi porque no llegan a "dormir" profundamente, como las tortugas, sino que bajan muuuuuucho su nivel de actividad. Y a veces salen en medio del invierno. ¿Para buscar comida? ¿Ejercitar sus músculos? ¿Ver que todo siga en orden? Talvez un poco de todo. Lo bueno es que estas ardillas son menos gruñonas que las ardillas rojas, así que no me gritó, ni me insultó en su idioma particular.

Tercero, vi un Vole. Es un ratoncito de cola corta que anda por túneles que hace en la nieve. Una simpatía. Pero no causa la misma impresión que los pájaros o las ardillas. Pobres ratones, siempre causarán un poco de repulsión, o por lo menos indiferencia. Es injusto, lo se... Pero que se le va a hacer...

Y los gringos siguen igual de locos, preocupándose más por tener una mejor economía en vez de una mejor sociedad. Agotador.

¡Ah! Y hemos observado un comportamiento muy especial en Chipi. Sigue en época de cruce, así que la vemos correr con otra ardilla, no se si echándola o conquistándola, pero cada vez que termina su cortejo minutos más tarde aparece bajo el comedero de pájaros y se pone a comer semillas como loca. Lo hace simepre. Que gracia. Parece que le baja un hambre insaciable después que se cruza. Ay Chipi... Y lo otro, descubrimos que es hemrba. Los machos tienen como unos bultos en la guatita, mientras que las hembras la tienen lisa. Lo descubrimos observando la ardilla muerta de la otra vez y un Chipo que ha venido a comer las mismas semillas que caen del comedero. ¡Así que pronto tendremos Chipilitas!

viernes, 12 de febrero de 2010

12 de febrero de 2010 - Trámites

Hoy recibí la confirmación de USCIS (el servicio de inmigración de EE.UU.) de que recibieron mis solicitudes y están todas correctas. Vaya, creo que nunca antes había hecho un papeleo tan complejo bien a la primera. En la U tuve que hacer papeleos similares (en complegidad) para pedir el crédito universitario y siempre me faltava algo. Profundamente frustrante. Casi imposible sacarlo bien de una. Pero ahora, luego de papelear para dicho crédito, para irme a estudiar a España y para que me dieran la visa de turismo gringa, me he graduado con honores en papelear. ¡Urra! Ahora queda esperar que me aprueben todo. Eso es otro tema. A ver como me va en aprovar.

Y parece que Chipi es hembra. La he visto dos veces correr dentro de su territorio junto con otra ardilla. En animales territoriales las hembras permiten que los machos entren en su territorio para cruzarse, mientras que los machos los dejan para juntarse con las hembras. Sea como sea, pronto tendremos chipilitas. ¡Que tierno!

martes, 9 de febrero de 2010

9 de febrero de 2010 - Ardillita atropellada

Hoy, cerquita de nuestra casa, vimos una ardillita atropellada. Y había otra ardillita al lado, como si la estuviera, no se, examinando. Que pena. Se me partió el corazón. Me imagino que la otra ardilla entendía lo que pasaba, pero como saber si sentía algún tipo de... ¿lamento? ¿pena? Raro. No se, pobre bicho.

Por alguna razón siempre me afecta ver animales muertos. Pero si veo una persona muerta no me produce lo mismo. Me da nervio y entiendo que es trágico. Pero un animal es distinto. Me produce una profunda tristeza. Son tan inocentes. Es como que no hay razón para que sufran en nuestras manos. Es como si el sufrimiento causado por un ser humano a otro ser humano fuera parte de lo mismo. Somos la misma especie. Lo mismo a que si un gato llega herido por otro gato. Son la misma especie. Pero si el gato llega magullado por un ser humano es distinto. La crueldad hacia otras especies me parece peor que hacia nuestra especie. Hacerle daño a algo tan inocente.

Se siente "ilegal". Prohibido. Rompemos leyes que no fueron hechas por nostros y, por lo tanto, es mucho más grave. El mal por el mal. Hacerle daño al que no puede defenderse. Que talvez ni siquiera entiende que puede defenderse. Es atacar la inocencia en su presentación más esencial.

Y está la crueldad entre seres humanos. Requiere mayor grado de locura. Para llegar a ello se suele empezar con animales. Como si fuera un entenamiento. Ir destruyendo el corazón de a poco. A ver hasta donde se puede llegar. Entiendo que llegar a maltratar seres humanos demanda mayor... maldad. Pero aqui no me refiero a la maldad, sino a la "ilegalidad" de atacar otros seres. Por algún motivo se siente peor.

lunes, 8 de febrero de 2010

8 de febrero de 2010 - Pileated Woodpecker

Estuvimos un par de días en Boston y cuando volvimos nos encontramos con un visitante muy inusual: un tremendo pájaro carpintero. Se llama Pileated Woodpecker, es grande como un cuervo y tiene un penacho rojo en la cabeza. Igual al Pájaro Loco, pero el cuerpo es negro en vez de azul. Por supuesto que volé por la casa buscando la cámara y avisándole al seba para que se asomara a ver dicha maravilla. Pero antes de que pudiera fotografiarlo, el Seba insistió en que saliéramos con el telescopio para sacarle una mejor foto, y yo, tentada por una espléndida fotografía, acepté. Por supuesto que cuando salimos el pájaro se asustó con el ruido de la puerta y se fue. Buuuuuuuu...

Al día siguiente el Seba se fue a subir un cerro y yo me quedé en la casa. Subí al segundo piso y me quedé mirando por la venta a ver si los pajaritos tomaban el agua que les había puesto afuera esa misma mañana. Me quedé un buen rato mirando. Hasta vi pasar un roedor, probablemente un ratoncito, que entró en uno de los tantos túneles que tienen en la nieve. Y de pronto, ZAS ¡el Pileated Woodpecker volvió! Esta vez tenía la cámara a mano. Bajé corriendo, instalé el telescopio adentro de la casa, le saqué un par de pésimas fotos, y salí a instalar mejor el telescopio. Pero obvio que en mi entusiasmo olvidé sujetar la puerta para que no golpeara, y se asustó de nuevo y se fue. No. Que mala suerte. Que pava que soy. Me perdí de nuevo el carpintero. Por lo menos esta vez lo miré mejor. Es una hembra. Lo se porque el penacho rojo no parte desde el pico y no tiene las marcas rojas que salen de las comisuras de la boca (pico). De todos modos fue increíble verla trabajar. Picotea con un entusismo y saca unas astillas de varios cm de largo. Tiene un hoyo en el árbol de unos 30cm. Me pregunto qué hará. ¿Una casa? ¿Busca termitas? Si buscara termitas no creo que le daría esa forma redonda tan perfecta. Espero que sea una casa. En una de esas, si logro acordarme de sujetar la puerta, seremos vecinas.

miércoles, 3 de febrero de 2010

3 de febrero de 2010 - Temporada de cruza

Ha empezado oficialmente la época de cruza de las ardillas rojas.

Chipi, junto con otra ardilla, corren a toda velocidad de un lado para otro. No se si es parte de su cortejo, un despliegue de resistencia física para demostrar lo fabuloso de sus genes, o simplemente no pueden controlar su creciente exitación. Todavía no se si Chipi es macho o hembra. La verdad es que no se identificarla, se ven todas iguales. ¿Será algo como eso de que los chinos nos parecen todos iguales o habrán diferencias sustanciales entre una y otra? Tendría que verla repetidas veces al lado de otra ardilla para notar alguna diferencia. Por ahora el único plan que se me ocurre es tirarle un balde de tinta, estilo Pepe Le Peu, y así marcarla visualmente. ¡Ja!

martes, 2 de febrero de 2010

2 de febrero de 2010 - Llegando...

Llevo más de 3 meses viviendo a orillas del lago Chocorua. Llegamos en noviembre, cuando todavía quedaban hojas rojas y amarillas y el agua del lago aún era líquida. Ahora está todo blanco y el lago lleva meses congelado, algo muy inusual para alguien que viene de climas mediterráneos.

En este tiempo me he dedicado a observar la fauna local, esperando ver venados y alces como en Santiago se ven los perros callejeros y las palomas. Pero no. Al parece nuestros mamíferos parientes salen de noche y de noche hacen, por lo menos, -10°C, así que no los he visto. Han dejado sus huellas alrededor de la casa, lo que me frustra profundamente.

Pero sí tengo una vecina diurna. Una ardilla roja. Se llama Chipi Chipi, por el ruido que hace cuando me ve. Lo que hay que saber de las ardillas rojas es que son territoriales y solitarias. No les gusta la companía de nadie. Así que cada vez que me ve me grita a todo pulmón. !CHIPI CHIPI CHIPI CHIPI! Y si insisto en quedarme afuera se me acerca lo más que se atreve y me grita ¡PRIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII! Y se va indignada.

Como todo habitante de esta zona, puse un par de comederos para pájaros. Pasaron semanas antes que llegara algún pajarín al comedero, pero ahora tengo juncos, nuthach de pecho blanco, carpinteros y chikadees que vienen todos los días. No vienen todos a la vez, lo que hace que se vea un tanto solitario.

A Chipi le pongo un par de maní en una pila de troncos que puse afuera, al lado de una ventana. Viene todos los días a buscar su maní. Los agarra con el hocico y los sujeta con las manos mientras los roe. Es un encanto. Aunque por acá no quieren a las ardillas. Siendo los roedores que son se meten a las casas, arman nidos en el entre techo y gritan, como me gritan a mi. Pero yo no puedo resistir su ternura. Así que seguiré poniendo un poco de maní y gozando cada vez que la veo llegar.

En febrero empieza la época de celo de Chipi. La semana pasada estuvo corriendo en los troncos y saltando de rama en rama a una velocidad y agilidad sobrenatural. Y ahora no la he visto mucho, a no ser cuando viene por su maní. Creo que es macho y se va a buscar hembras.

Cuando vuelva a la biblioteca (no tengo internet en la casa) les seguiré contando, a ver que pasa con la fauna local.