martes, 2 de febrero de 2010

2 de febrero de 2010 - Llegando...

Llevo más de 3 meses viviendo a orillas del lago Chocorua. Llegamos en noviembre, cuando todavía quedaban hojas rojas y amarillas y el agua del lago aún era líquida. Ahora está todo blanco y el lago lleva meses congelado, algo muy inusual para alguien que viene de climas mediterráneos.

En este tiempo me he dedicado a observar la fauna local, esperando ver venados y alces como en Santiago se ven los perros callejeros y las palomas. Pero no. Al parece nuestros mamíferos parientes salen de noche y de noche hacen, por lo menos, -10°C, así que no los he visto. Han dejado sus huellas alrededor de la casa, lo que me frustra profundamente.

Pero sí tengo una vecina diurna. Una ardilla roja. Se llama Chipi Chipi, por el ruido que hace cuando me ve. Lo que hay que saber de las ardillas rojas es que son territoriales y solitarias. No les gusta la companía de nadie. Así que cada vez que me ve me grita a todo pulmón. !CHIPI CHIPI CHIPI CHIPI! Y si insisto en quedarme afuera se me acerca lo más que se atreve y me grita ¡PRIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII! Y se va indignada.

Como todo habitante de esta zona, puse un par de comederos para pájaros. Pasaron semanas antes que llegara algún pajarín al comedero, pero ahora tengo juncos, nuthach de pecho blanco, carpinteros y chikadees que vienen todos los días. No vienen todos a la vez, lo que hace que se vea un tanto solitario.

A Chipi le pongo un par de maní en una pila de troncos que puse afuera, al lado de una ventana. Viene todos los días a buscar su maní. Los agarra con el hocico y los sujeta con las manos mientras los roe. Es un encanto. Aunque por acá no quieren a las ardillas. Siendo los roedores que son se meten a las casas, arman nidos en el entre techo y gritan, como me gritan a mi. Pero yo no puedo resistir su ternura. Así que seguiré poniendo un poco de maní y gozando cada vez que la veo llegar.

En febrero empieza la época de celo de Chipi. La semana pasada estuvo corriendo en los troncos y saltando de rama en rama a una velocidad y agilidad sobrenatural. Y ahora no la he visto mucho, a no ser cuando viene por su maní. Creo que es macho y se va a buscar hembras.

Cuando vuelva a la biblioteca (no tengo internet en la casa) les seguiré contando, a ver que pasa con la fauna local.

3 comentarios:

  1. wena Pauli! bienvenida a la "blogósfera" como le dicen alguno! yo le digo "mi blog" y basta.

    Linda tu crónica!


    chipi chipi chipi! será mi grito de guerra ahora, aunque como la ardilla seguramente no espantaré a nadie!

    Q bueno q abriste un blog! así sé un poco más de tu vida en tierras tan pero tan lejanas amigui!!!

    Describes bien todo el entorno natural donde estas viviendo! q lindo! y bueno, al frío hay que acostumbrarse!

    abrazos!

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  2. que lindo tu comentario! mi 1° cometario...

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  3. aww que tiernoo es Chipi!!!!.. Ojala aqui tambien hubieran ardillas.
    Como estay?

    saludos,
    Colomba

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