viernes, 7 de mayo de 2010

7 de mayo de 2010 - De vuelta en Chocorua

¡Tengo mucho, mucho que contar!

El viernes 30 de abril fuimos a Chocorua por el fin de semana. Un viejo amigo de Anita falleció hace poco y el sábado le hicieron el funeral. No es exactamente un funeral, pues ya lo enterraron, lo que hacen es escoger una fecha para que sus amigos y todos los que lo quieran despedir puedan ir y hacerle una ceremonia. Además de Anita, Di y yo, fueron Judy y Harrison, también viejos amigos, los que fueron con su perrita Nell, una border collie hermosa. La saqué a pasear un par de veces, lo que resultó en tres asquerosas garrapatas. Una ya instalada en mi pierna, chupándome la sangre, y dos aún buscando un buen rincón para iniciar su festín. Parece que con la primavera no llegan solamente las flores y los pajaritos, sino todo tipo de seres vivos. ¡Que asco!

Vi a mi Chipi Chipi en una de sus ramas favoritas, cerca de la orilla del lago. Así que no se preocupen, Chipi está viva. Pero yo quería verla de cerca, en la terraza, y así reconocer cada fibra de su ser. Por ello, puse el comedero de pájaros y unos trozos de almendras, nueces y castaña de cajú en la terraza (no tenía maní y no sabía qué otras semillas le gustarían). No vino ni ella ni los pájaros, pero el domingo en la mañana salgo a ver si las nueces varias seguían ahí y veo el comedero tirado en el suelo, a los pies del árbol del que suele colgar. No es raro que se caiga cuando hay mucho viento, pero esa noche fue tan tranquila que podrías haber visto las estrellas reflejadas en la superficie del lago. Anita me vio con el comedero vacío en la mano y dijo ¡Oso!. Salió a mirar el árbol y encontró pequeñas marcas en el tronco, como si hubieran sacado pedacitos de corteza. Esto significaba que el oso se subió por el árbol, sacó el comedero, se comió todas las semillas, lo dejó tirado en el suelo, se fue y nunca nadie se enteró. ¡Joder! Lamentablemente nos teníamos que ir esa tarde y todo quedaría en especulaciones... ¿o no?

Judy y Harrison se fueron temprano en la mañana, mientras nosotras planeábamos salir tipín doce. Estuvimos ordenando la casa, Anita y Di organizando el cerro de cajas que habían en una de las piezas y yo limpiando por aquí y por allá. Cargamos el auto, teníamos todo listo para partir y ¿dónde están las llaves? ¿Las tienes tu? ¿Las tengo yo? ¿Se cayeron? ¿Están perdidas en el auto implorando ser encontradas? ¿Y las copias? En Lexington. ¿Y si Harrison se las llevó por error? ¿Tienes el celular de Harrison? ¿De Judy? ¿De quien sea? Pasan los minutos y finalmente conseguimos el celular de Judy. ¿Judy, dónde están? Ya casi llegando ¿todo bien? ¿Puedes preguntarle a Harrison si tiene nuestras llaves? No, no las tengo. ¿Seguro? Seguro. Chanfle, dónde cresta están las llaves. Suena el teléfono ¡Las llaves están en el piso de nuestro auto! Las tomé por error y olvidé devolverlas... Voy a dejar a Judy y me devuelvo a Chocorua. No, ni se te ocurra, son seis horas de manejo. No importa, voy a ir igual. Lo lamento tanto... No Harrison, mándalas por correo. Nosotras vamos a tomar un bus a Lexington y mañana volvemos a buscar el auto. Lo lamento tanto...

En fin, Anita y Di deciden tomar el bus y yo pregunto si me puedo quedar. ¡Por supuesto! Voy a colgar el comedero vacío y esperar al oso. Ponle unas campanas de viento para que suenen y te avise cuando lo esté agarrando. Excelente. Al rato vino Baba a buscar Anita y Di para llevarlas al terminal, yo instalé el comedero con las campanas y a la vuelta Baba pasó a buscarme para pasar la tarde juntas.

Como a las cuatro le pedí el auto a Baba para ir a buscar el mousse de chocolate que tenía en la casa. Voy saliendo del estacionamiento, doblando una pequeña curva cuando veo a Pileated Woodpecker levantar vuelo. Detuve el auto, salí corriendo a buscar los binoculares de Baba y avisarle que dicha maravilla estaba ahí afuera. Pero cuando volví el pájaro había desaparecido. Bu... Bueno, fui a buscar el mousse. lo dejé donde Baba y me interné en el bosque a ver si encontraba al Pileated. Lo escuché cantar varias veces, pero nunca lo pude ver. En parte porque el bosque es muy denso y pantanoso y porque los mosquitos me estaban comiendo. Así que me devolví a la casa a cenar con Baba. Por supuesto que en mi entusiasmo por encontrar el pájaro olvidé la plaga de garrapatas y al rato encontré dos intentando parasitarme. Psicopateada con estos bichos, me fui a la casa a darme una buena ducha. Por suerte, acá es donde las garrapatas abandonan nuestra historia.

Empezó a oscurecer, lo que significaba que pronto vendría el oso. Puse una lamparita en la ventana, iluminando el comedero, pues me pareció que el oso se asustaría si de la nada prendiera la linterna. Además, le dejé una mandarina para que su esfuerzo no fuera en vano. Pasé la noche despertándome cada hora, esperando encontrarlo in fraganti. Pero el oso no vino. El comedero pasó la noche imperturbado mientras yo estaba alerta a cualquier ruido. Lo chistoso sí fueron mis sueños. Primero llegaron dos ositos, uno blanco con negro y otro blanco. Eran tiernos y mansos. Me desperté, inspeccioné el comedero y me volví a dormir. Esta vez vinieron dos osos cafés, hambrientos y peligrosos. "Ay no, esto fue una mala idea", pensaba yo mientras temía que los osos destruyeran toda la casa. Así que no vi al oso de verdad, pero pude experimentar estos dos posibles extremos. ¡Ja!

A la mañana siguiente, puse más frutos secos en la terraza, una mandarina pelada y me senté a desayunar. Vino una ardilla aceleradísima que estaba cambiando su pelaje a sus colores de verano, por lo que tenía unos manchones rojizos y cafés. Al principio pensé que era Chipi, pero ese comportamiento frenético no es de ella. Era más bien la actitud de Flaite Ardilla, como nerviosa, consiente de que estaba invadiendo territorios ajenos. Sea como sea, esta ardilla no se interesó por ni una de las semillas que dejé afuera. Al rato vino un Nuthatch que se llevó los trocitos de almendras, nueces y castañas de cajú y por último vino un Chipmunk que se fascinó con la mandarina. Chupeteó uno de los gajos, se lo llevó, chupeteó otro, se lo llevó, y al final decidió llevarse media mandarina de una vez. Me imagino que no tengo que decirles lo gigantesca que es media mandarina para este pequeño roedor. ¡Qué goloso!

Y nada de Chipi...

En un momento salí a ver si estaba cerca y ahí la veo muy paradita en la terraza comiéndose una bellota. Me miró, NO ME GRITÓ, terminó su bellota y se fue en dirección al living, tan tranquila como una ardilla lo puede ser. Entré a la casa, me fui al living y con lágrimas en los ojos la miré a través de la ventana mientras investigaba por aquí y por allá y se comía una piñata. Ahí estaba mi Chipi, con las manos y las patas más naranjas y la raya negra de los costados más oscura, pero era mi Chipi, no cabía la menor duda. Se metió debajo de la casa y yo salí a buscarla. Se fue al montón de ramas donde ella, los Chipmunks y los Voles guardan su comida. Yo tenía una mandarina en la mano y me puse a lanzarle gajos, a ver si le gustaban. Ella no se movió, se quedó tiesa, mirándome. Entonces me acordé de la foca leopardo que le mostraba a Paul Nicklen como comerse los pingüinos. Saqué un gajo y me lo comí de forma teatral y exagerada. Me comí otro y lancé otro más. Y de pronto baja corriendo y agarra uno de los gajos, como si hubiese entendido lo que yo intentaba decirle. ¡Nos comunicamos! Lo chupeteó, lo movió un poco y lo dejó. Creo que no le gustó. ¡Ja!

Como ven, tuve una mañana fabulosa. Otro día les sigo contando, pues aún hay más, pero ya es muy tarde. ¡Hasta pronto!

2 comentarios:

  1. Pauli, tienes que tener mucho cuidado con esas garrapatas- ya sabes que te pueden dar Lymes disease? viene de los Deer Ticks que estan en los bosques. Es es lo que tiene el Rick.....
    Bueno, mucha suerte el Martes!!!!!
    espero vernos pronto....besos, kata

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  2. Amore; Cuidado con esas garrapatas asquerosas!!
    Que emocion volver a ver a chipi!! cosita mas linda..cuando hablas de ella te juro que la veo..Mi niña linda, te deseo muuuucha suerte el martes, que todo fluya y lueguito te tengamos en casita pa regalonearte como tu a chpi y a esos adorables que has encontrado en los bosques de Chocorua..

    te amo...
    Ma.

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